El 12 de enero de 2010 el mundo fue sacudido por un terremoto que devastó Haití, el país más pobre de América, y dejó cerca de 230.000 muertos, sin contar a los más de un millón de desamparados. Como ese país ya había sido castigado por huracanes y tempestades, el periodista Leonard Pitts Jr., del Miami Herald, se preguntó si el planeta no estaba “atentando contra esta pequeña y humilde nación”.
Sí, Leonard, a veces el planeta es cruel. Pero no existe tal conspiración contra Haití. Poco después, el 27 de febrero, le tocó a la República de Chile sufrir un sismo de magnitud 8,8 en la escala de Richter, el cual mató a más de 700 personas y afectó a un millón y medio de viviendas. ¡El temblor fue tan fuerte que los sismólogos estiman que podría haber acortado la duración del día en 1,26 microsegundos y alterado la inclinación del eje terrestre en 8 centímetros! Luego, en abril, las lluvias llegaron a Río de Janeiro, República del Brasil, y mataron a más de 230 personas. Y las catástrofes
naturales continúan... ¿Todavía existe esperanza para el planeta?
Autor: Enrique Chaij
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