Por lo general, la mayoría de los buenos relatos que circulan por el mundo no necesitan presentación
ni explicación. Están ahí, listos para que los disfrutemos y extraigamos de ellos las lecciones de vida que quieren transmitirnos. Una vez editados, llegan a formar parte del patrimonio universal; no tienen tiempo, son de todos y ¡qué utilidad prestan!
ni explicación. Están ahí, listos para que los disfrutemos y extraigamos de ellos las lecciones de vida que quieren transmitirnos. Una vez editados, llegan a formar parte del patrimonio universal; no tienen tiempo, son de todos y ¡qué utilidad prestan!
A propósito del tiempo, esta compilación se realizó sobre la base de experiencias reales vividas en otras épocas y culturas (se cambiaron algunos nombres para preservar su integridad y honor). Tiempos de "objetos raros" (hoy sólo conocidos a través de fotografías o documentos históricos) que han sido reemplazados por otros adelantos científico-técnicos. Y épocas y culturas en que los niños eran educados y corregidos por medio del rigor ("la letra, con sangre entra"), de una manera diferente (con punteros para castigar a los "desobedientes") y con "métodos extraños" (avergonzar al estudiante colocándolo en un rincón con un bonete, para indicar que era un "burro" [no sabía aprender]). A nuestro modo de ver las cosas, aquello funcionaba mal y hoy somos más "civilizados", estamos más adelantados...
Entonces, ¿qué de valioso podría ofrecernos "otros tiempos" y "otras culturas"? Un conjunto de conocimientos científicos, literarios y artísticos que el tiempo no podrá borrar. Pero, ¿será eso lo más importante? No. Existe algo que ni lo nuevo ni lo viejo, ni los sistemas ni los métodos, pueden ocultar: los principios morales. Porque dichos principios son invariables, se hayan escrito hace miles de años o la semana pasada, aquí o en el otro extremo del mundo (lo único que sí cambia es el vehículo, el medio). Y son esas enseñanzas ético-morales las que debemos buscar detrás de la "cáscara" ambiental de estos relatos.
Por tanto, es nuestro deseo que la lectura de esas cosas siempre nuevas en envases viejos no opaque el objetivo final: ser mejores seres humanos, cristianos, hijos de Dios. Entonces será un honor haber publicado una obra que tanto ha contribuido en lo pasado al desarrollo de hombres y mujeres probos, y que tanto bien puede seguir haciendo si la leemos con el espíritu adecuado.
Entonces, ¿qué de valioso podría ofrecernos "otros tiempos" y "otras culturas"? Un conjunto de conocimientos científicos, literarios y artísticos que el tiempo no podrá borrar. Pero, ¿será eso lo más importante? No. Existe algo que ni lo nuevo ni lo viejo, ni los sistemas ni los métodos, pueden ocultar: los principios morales. Porque dichos principios son invariables, se hayan escrito hace miles de años o la semana pasada, aquí o en el otro extremo del mundo (lo único que sí cambia es el vehículo, el medio). Y son esas enseñanzas ético-morales las que debemos buscar detrás de la "cáscara" ambiental de estos relatos.
Por tanto, es nuestro deseo que la lectura de esas cosas siempre nuevas en envases viejos no opaque el objetivo final: ser mejores seres humanos, cristianos, hijos de Dios. Entonces será un honor haber publicado una obra que tanto ha contribuido en lo pasado al desarrollo de hombres y mujeres probos, y que tanto bien puede seguir haciendo si la leemos con el espíritu adecuado.
Autor: Irene Pitrois
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