Cierto día me invitaron a pasar unos pocos días en una reunión con un grupo de estudiantes de Medicina en la Universidad Loma Linda, ¡una experiencia tremenda! Con sus cerebros que no cabían en sus cabezas, reventando de inteligencia, esos estudiantes de Medicina venían de trinchar cadáveres, ¡bien preparados para empezar a disecar al orador!
Después que durante varias reuniones hube tratado de compartir una comprensión de verdades espirituales, uno de los estudiantes me entregó una pregunta escrita. Decía así: "Apreciado predicador: Por favor, díganos cómo vivir la vida cristiana. Dénos algo práctico, realista, sustancial, no este asunto de estudio de la Biblia, oración y testimonio".
Bien, algunos de nosotros no pensamos con rapidez, pero sí largamente. Después de mirar el cielo raso esa noche por horas, la mejor respuesta que pude encontrar fue algo como lo siguiente: "Apreciado doctor: Por favor, díganos cómo vivir una vida sana. Díganos algo práctico, realista, sustancial, no este asunto de comer correctamente, respirar y hacer ejercicio".
Autor: Morris L. Venden
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